Caracas, lunes 25 de octubre, 1999

La YCeroK (o cómo estrellar un cohete en Marte)


Argimiro Arratia

Si usted cree que la única bomba tecnológica de temer es esa que pondrá su computadora turuleca el 1° de enero del 2000, a las 0 horas, popularmente conocida como la Y2K, permita que le describa otra bomba tan perversa y matemática, que hoy bautizo como la YCeroK. Cero porque su concepción data de varios años antes de Cristo. Me motiva a escribir sobre la YCeroK una noticia de la BBC de Londres, del 30 de septiembre de este año, sobre la pérdida total de la nave Mars Climate Orbiter, lanzada al espacio por la NASA a un costo de 125 millones de dólares, con la misión de investigar las posibilidades de vida en el planeta Marte, pero que al llegar a él se estrelló. ¿Las causas del accidente? La YCeroK, que hace creer que medidas ancestrales como la libra y la milla son iguales al kilogramo y al kilómetro. Este fenómeno era susceptible de ocurrir, si en algún país del mundo, en Estados Unidos, donde, contrario a la Convención Internacional de Pesos y Medidas de 1960 en París, sus habitantes se resisten a adoptar el metro y el kilo como estándares nacionales. Y sucedió. El 30 de septiembre de 1999, la NASA admitió que sus científicos dieron por hecho el que los datos de aceleración, suministrados por la constructora de la nave con base en Denver, venían dados en unidades métricas y no en libras de fuerza, como en efecto fueron entregadas. En consecuencia la maniobra que debía colocar a la nave a más de 150 kilómetros de la superficie la colocó a 60. La nave volaba con una aceleración mayor que la deseada y en vez de orbitar sobre Marte como una gaviota se estrelló como un alcatraz.

La bomba YCeroK es milenaria pues la milla y la libra estaban en uso en Roma en tiempos del Imperio. Según los romanos un paso eran cinco pies y una milla eran mil pasos (mille passus), y así como ésta todas las medidas de peso y longitud se basaban en el cuerpo humano o elemento natural. Hasta que la Revolución Francesa y Napoleón impusieron medidas racionales: el metro como la diez millonésima parte del meridiano que pasa por París desde el Polo Norte hasta la línea del Ecuador; el gramo como la masa de un centímetro cúbico de agua pura; y el litro como el volumen de un cubo de lado diez centímetros. Medidas que fueron adaptadas de acuerdo a los avances de la ciencia y, por ejemplo, desde 1983 el metro quedó establecido como una muy pequeña fracción de la distancia que recorre la luz en el vacío.

Alguna vez leí, en este mismo diario, sobre un proyecto de colocar una base de lanzamiento para cohetes en nuestra selva al sur de Caracas. Esto es motivo suficiente para que nuestros legisladores dejen claro a las compañías del norte nuestro apego y extendido uso del sistema métrico, y evitarnos así la vergüenza de estrellar nuestros futuros cohetes en Marte.

arratia@ma.usb.ve

Artículo publicado en El Universal, sección de Opinión, cuerpo 1, p 5, Caracas, lunes 25 de octubre, 1999.

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